En 1968, el rector Arq. Santiago Agurto Calvo encargó al filósofo, historiador y docente de la UNI José Ignacio López Soria, por intermedio del profesor Luis Felipe Gálvez, escribir una historia, lo más completa posible, de la Universidad Nacional de Ingeniería. De esa historia se conocían hasta entonces solo algunos rasgos, gracias a un documento que había elaborado el ingeniero Pedro Abel Labarthe y a la colección de inéditos y libros antiguos que había reunido la bibliotecaria Juana Pareja, jefe de la Biblioteca Central.
La primera etapa fue dedicada, con el valioso apoyo de Juana Pareja, a recuperar y organizar los documentos, revistas y libros necesarios para reconstruir la historia de la antigua Escuela de Ingenieros (1876-1955) y de la actual Universidad Nacional de Ingeniería (desde 1955), teniendo siempre en cuenta las condiciones históricas y el papel desempeñado por la institución en el desarrollo del país.
Además de artículos breves y contribuciones en congresos, el primer resultado fue un primer boceto de la historia de la UNI que se incluyó en una propuesta de planificación de 1969-70. Se terminaron luego el primer volumen de la historia de la UNI (1977, pero publicado en 1981) y Habich, el fundador, una biografía detallada de Eduardo J. de Habich (terminada en 1976 y publicada en polaco en 1986 y en castellano en 1998).
En esa época se estableció una relación estrecha con el Instituto de Historia de la Ciencia y la Tecnología de la Academia de Ciencias de Polonia, a la que se le brindó apoyo para sus investigaciones sobre el Perú decimonónico y que en 1986 publicó en polaco la biografía de Habich. Igualmente, se estableció una relación fluida con el Dr. Juan José Saldaña, de la Universidad Nacional Autónoma de México, y posteriormente con su revista Quipu (Revista latinoamericana de historia de la ciencia y la tecnología) y CIHCyTAL (Comunidad en Internet de Historia de la Ciencia y la Tecnología).
En 1981 comenzó el proceso de institucionalización de una actividad que era casi exclusivamente personal. Se creó entonces el Centro de Investigaciones Histórico-Tecnológicas, bajo la dirección de López Soria y con el apoyo sustantivo de los profesores e ingenieros Gerardo Ramos Cabredo y Francisco Sotillo Palomino. Los objetivos principales eran continuar con las investigaciones orientadas a rescatar el derrotero histórico de la UNI y realizar otras que se centraran en el desarrollo de la historia de la ciencia y la tecnología en el Perú.
Para recoger esas experiencias y continuar las investigaciones, que quedaron truncas por estadías largas de López Soria en el extranjero, en 1996, siendo rector el Arq. J. Sota, se decidió reiniciar ese proceso y se creó el “Proyecto Historia UNI”, como una oficina dependiente del rectorado.
Después de 15 años de fructífera labor (véanse las publicaciones), el 2011 se decidió dar al Proyecto mayor estabilidad institucional convirtiéndolo, por la resolución rectoral n° 866 del Ing. A. Padilla, en el Centro de Historia UNI: Ciencia, Tecnología e Innovación, ligado al Instituto General de Investigación.
Actualmente, como para el caso de los otros centros e institutos de investigación de la UNI, está en trámite la dependencia del Centro del recientemente creado vicerrectorado de investigación, así como la posible ampliación de su campo de trabajo incorporando la bibliometría.